Campo de Criptana acogió los actos festivos organizados por el Consejo Regulador para honrar a su uva más autóctona.
La localidad manchega de Campo de Criptana (Ciudad Real) se convirtió el pasado domingo 30 de noviembre en el epicentro de la viticultura regional al acoger la primera edición del Día del Airén, una jornada institucional y festiva destinada a poner en valor la variedad de uva blanca más representativa de Castilla‑La Mancha: la Airén.

Programa de la jornada
Las actividades comenzaron a primera hora con el II Concurso Nacional de Catadores de Vino en la Cooperativa Vinícola del Carmen. A continuación, tras la imposibilidad de realizarse en los exteriores del museo Molino Gigante del Vino (Molino Inca Garcilaso) por la lluvia, hubo una visita teatralizada en el Centro de Interpretación, con una cata histórica de la Airén a cargo de las sumilleres Rocío Martín y Victoria Arenas.

El acto institucional, celebrado en la Casa de la Cultura, contó con la intervención del vicepresidente segundo del Gobierno regional, José Manuel Caballero, y del consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán. Allí se entregaron los “Premios Airén” a iniciativas de promoción de la variedad como el Ayuntamiento de Campo de Criptana por su Airenfest o la Junta de Comunidades de C-LM en su declaración de la jornada, nombrándose como “Embajador del Airén” al periodista agrario Jorge Jaramillo.
El punto y final lo puso Bodegas Símbolo con un acto de presentación de sus vinos nueva añada 2025 dentro de los actos de conmemoración del Día del Airén, también celebrados en otras localidades como Tomelloso (Virgen de las Viñas, Bodega-Almazara), Corral de Almaguer (Bodegas Altovela) o Pedro Muñoz (Bodegas Coloman).
Implicaciones y expectativas
El acto no solo tuvo un carácter simbólico, sino que apunta a una nueva etapa para la Airén. Tras décadas de dominar en cantidad pero no en calidad percibida, la variedad busca ahora un salto cualitativo y comercial. Con este día se quiere apostar por dar visibilidad, prestigio y proyección a una variedad que, aunque mayoritaria en extensión, había permanecido en segundo plano en cuanto a reconocimiento.
Con esta efeméride, la Airén podría convertirse en símbolo de identidad manchega, de calidad y de futuro. La clave ahora reside en que bodegas, cooperativas y productores se sumen al reto comercial: conseguir que el consumidor diga “una copa de Airén” con orgullo, y no como una opción de volumen.





